El queso provolone es originario del Sur de Italia, aunque hoy en día en el Norte su producción es la más importante (El Valle del Po, Piamonte, Lombardía y Véneto).
Este queso lo podemos encontrar en varias formas tales como: alargada con forma de gran salami de hasta 30 cm. de diámetro y 90 de largo, de sandía, de botella truncada, de pera con una inconfundible protuberancia redondeada para agarrarlo, de salchicha o de cono y pudiendo alcanzar desde los 0,5 kg. hasta los 100 kg. de peso.
Según sus formas se denominan de una manera u otra, por ejemplo si tienen forma cilíndica o de salchicha se le suele denominar Pancetta, Pancettone o Salamino; otras formas se denominan Gigante, Gigantino o Gigantone; los pequeños en forma de cono se les conocen como Topolino y los esféricos son Mandarino, Melone y Provole.
El provolone es un queso semi-duro con un sabor que va desde el provolone piccante (con un mínimo de curación de 4 meses hasta 1 año) caracterizado por tener un sabor bastante fuerte, hasta el provolone dolce con un sabor muy suave. En el provolone piccante el sabor fuerte es debido al cuajo procedente de la cabra y en el provolone dolce utilizan cuajo de ternero. Existen algunas variedades ahumadas.
Cuenta la leyenda que los responsables del descubrimiento de este queso fué la familia Provenzano de Venecia, pero no ha podido se demostrado.
El Provolone Val Padana ha recibido el sello DOP (Denominazione di Origine Protetta, "denominación de origen protegida") desde el 9 de abril de 1993, y de la Comunidad Europea el 12 de junio de 1996).
El provolone es un queso muy querido por los cocineros porque se deja cortar en rebanadas y funde muy bien siendo esta característica indicada para platos calientes o en frío para ensaladas.
En Italia a los que son curados se cortan en escamas finas y acompañan muy bien al famoso carpaccio, junto a un buen aceite de oliva virgen extra, un poco de sal, pimienta recién molida y unas hierbas variadas tales como rúcula. En cuanto a los suaves son ideales para ensaladas o consumidos en dados como aperitivo junto a embutidos o como postre.
Ingredientes:
1 rodaja de queso provolone de 2 cm. de grosor
4 cuch. de salsa de tomate o tomate frito de brick
1 huevo ecológico
Un buen pellizco de orégano seco
Un chorrito de aceite de oliva
Rebanadas de pan para acompañar
Elaboración:
Encendemos el horno a 180º C.
En un cuenco de barro que sea apto para hornos, esparcimos con ayuda de una cuchara la salsa de tomate como si estuvieramos cubriendo una base para pizzas. Colocamos encima la rodaja de provolone, espolvoreamos con el orégano y lo metemos al horno unos 10 min. hasta que veamos que el queso se haya fundido.
Pasado este tiempo, sacamos el cuenco de barro del horno teniendo cuidado de no quemarnos, cascamos el huevo encima del queso y lo regamos con un chorrito de aceite de oliva, volviéndolo a meter al horno unos 2 min. más hasta que el huevo esté cocinado.
Acompañamos este plato con unas buenas rebanadas de pan, porque tal y como se dice: está para mojar pan!!
Nota: En Argentina y Uruguay es común comerlo a la plancha junto con carne a la parrilla, aderezado con chimichurri o incluido en una picada argentina (conjunto de pequeños bocados parecidos a las tapas españolas o a los antipasti italianos). Y allí se le conoce con el nombre de provoleta que proviene de la primera marca comercial de este queso en tales paises.
2 comentarios:
Por favor!!!, que bueno, mira que, ayer mismo, comí provolone a la plancha, si llego a ver esta receta cae fijo.
Besos
jejejejeje, para la próxima si lo preparas te encantará! un besote fuerte guapísima y me alegro de leerte por aquí!
Publicar un comentario