Según algunos historiadores, las tapas nacieron a causa de una enfermedad del rey Alfonso X "el sabio", los médicos le recomendaron que tomara pequeños bocados entre horas, con pequeños sorbos de vino. Una vez curado, el rey ordenó que en las tabernas y mesones de Castilla no se sirviera el vino así sin mas, sino que se acompañara con pequeños bocados o aperitivos.
Se puede considerar que esta costumbre haría bien entre los clientes, pues así no tomaban el alcohol con el estómago vacio, pues la mayoría eran campesinos y no tenían suficiente dinero para poderse pagar una comida en condiciones.
Poco a poco en toda España se fue generalizando las tabernas y continuó la orden que el rey impuso.
Tiempo después los vasos o jarras de vino se servían tapados con una rebanada de pan, rodaja de fiambre, loncha de jamón o de queso, que serviría tanto para evitar que cayeran impurezas o insectos en el vino como tomar un pequeño bocado para hacer más apetecible la bebida. De aquí le viene el nombre de esta tradición española, el alimento sólido que tapa el vaso de vino.
Aunque hay otros historiadores que dicen que el origen de estos aperitivos tan conocidos tanto nacional como internacionalmente, nació entre los campesinos y trabajadores de otros gremios, en la necesidad de comer pequeños alimentos durante sus duras jornadas de trabajo, porque así podían continuar con sus labores hasta la hora del almuerzo.
Estos tentempiés exigían vino, porque el alcohol aumentaba el entusiasmo y las fuerzas. En invierno ayudaba a entrar en calor soportando las bajas temperaturas del campo o del taller medieval y en verano sobre todo en la parte del Sur era el gazpacho, sustituyendo el vino, ya que este con el calor provocaba sofocos al organismo.
Este aperitivo se convirtió en "alifara" en el Norte , Aragón y Navarra; y en el Pais Vasco, con el tiempo, empezó a deniminarse "poteo", porque exigía "potes" de vino en el consumo.
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